sábado, 16 de agosto de 2025

HISTORIA DE UNA OPOSITORA… ESTRENANDO PLAZA (parte II)

2014-2018. En todos estos años seguí dando clases particulares; me saqué, con muchísimo esfuerzo, el B1 de inglés; después empecé a trabajar como animadora turística infantil, primero en Murcia y luego en Benalmádena (donde estuve varias temporadas); me saqué el B2 de inglés… Aunque fueron años muy buenos que me aportaron muchísimas experiencias positivas a nivel personal y profesional, sentía que tocaba reconducirme de nuevo hacia el mundo de la educación. Así que, por un lado, empecé a sopesar otra vez la idea de volver a opositar y, por otro, al ampliar mi currículum, comencé a enviarlo no solo a la zona de Ciudad Real, sino también a la de Málaga.

Septiembre de 2018. Empecé a trabajar en una escuela infantil de Málaga. Tener las tardes libres me permitió poder dedicarme de nuevo a estudiar la oposición, una vez más, en Andalucía, ya que era donde ahora estaba trabajando y donde me habían traído (y dejado) mis circunstancias personales. Solo me había saltado una convocatoria: la de 2015, puesto que en 2017 no hubo oposiciones. Ya no estaba en bolsa y tenía demasiado desfasados todos mis materiales de la oposición. Así que empecé de cero de manera presencial en la Academia Jesús Ayala de Málaga. Actualicé mi primer temario con el de la academia y toda la parte práctica (supuestos, programación y unidades) fue completamente nueva. El profesor de esta academia me actualizó y me abrió la mente hacia metodologías de las que nunca antes había oído hablar y, al igual que usé mis primeros temas como esqueleto sobre mis versiones posteriores, mi programación desde 2019 siempre ha tomado como base la que elaboré en esta academia. Otro año extra de formación que me sirvió muchísimo más que toda la diplomatura.

Junio de 2019. Esta vez va en serio. Yo misma noté una confianza en mí que no tenía ni en 2011 ni en 2013. Creo que es porque estaba muy segura de lo que llevaba. Al fin y al cabo, era mi primer año con una preparación completa que empecé en septiembre y terminé en junio. El resultado: 8.65 de media y 4.5 puntos de baremo. Me quedé muy contenta con el resultado, sin embargo, es la primera vez que apareció la sensación de que no era suficiente.

Octubre de 2020. Hasta el 9 de marzo de 2020 estuve trabajando en la misma escuela infantil de Málaga en la que empecé en septiembre de 2018. Mi contrato acabó 3 días antes del confinamiento. En los meses de confinamiento, en los que no tenía trabajo, me saqué la DECA para intentarlo de nuevo por los colegios concertados y privados. Decidí que, tras tres veces intentándolo en las oposiciones, si ahora tampoco me llamaban de interina, es que eso no era para mí, así que no me presentaría más. Tendría que abrirme paso por otros medios.  Pero, aunque el COVID fue terrible, a mí me trajo algo positivo: mi primera interinidad en Málaga en octubre de 2020. Desde entonces he sido interina hasta este último curso y me he presentado a todas las convocatorias.

Junio de 2022. Nuevo año de oposiciones tras el COVID. Noté mucha más presión que en años anteriores. Supongo que sería porque era la primera vez que me presentaba siendo interina y porque iba ya por mi cuarta convocatoria y, al final, los años pesan y acumulan desgaste. Para este año ya me había sacado también el C1 de inglés. Además, decidí prepararme, esta vez online, con la misma academia que en 2019 por mi buena experiencia con ellos. Resultado: 8.43 de media y 6.25 puntos de baremo. El primer sofocón grande que yo he pillado con la oposición fue en esta convocatoria. La nota del primer examen me bajó muchísimo la media. Estaba convencida de que podía ser mi año: salí muy contenta del examen, creía que había mejorado lo de 2019… no podía fallar nada. Pero falló y me dejó con una media que me enviaba a la posición número 12 de mi tribunal, lejos de las 2 o 3 plazas que daban aquel año. Lo peor era la sensación de estar perdida, de no saber cómo afrontar las próximas oposiciones, de querer cambiar de preparador (aunque sabía que igual eso no tenía nada que ver dado lo subjetivo del proceso)… Me di cuenta de que hay que hacer un gran trabajo psicológico para no perderte en estos pensamientos por mucho tiempo. Unos días o semanas de desahogo y para adelante. “Si no consigo nota, al menos me centraré en el baremo”. Eso es lo que pensé en julio de 2022. Y me puse manos a la obra buscando máster con el que aumentarlo.

Septiembre de 2022 – Junio de 2023. Aunque suene feo, este segundo máster lo hice por el punto en el baremo de la oposición. Como formación, no está demás, pero no lo disfruté como el primero. Buscaba algo sencillo, sin prácticas, homologado… no tuve muchas opciones: el máster de tecnología educativa y competencia digital de la UNIR. Buen máster si lo quieres para lo mismo que yo, pero caro (y ya sin beca) y, además, no lo acreditan para la competencia digital que luego exige la Junta de Andalucía.

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