Junio de 2024. Nuevo proceso de oposición. Por si ya era poco, nos enfrentamos a unas oposiciones diferentes: nos han cambiado toda la legislación nacional y autonómica y tienen como objetivo estabilizar interinos con mucho tiempo de servicio. Tenía pocas opciones reales. Pero… ¿y si este sí era el año? Había que intentarlo, una vez más. Atrás quedaron los años en los que no había cargas. Esta convocatoria siempre la recordaré porque es la que compaginé con la reforma de mi nueva casa. Tenía la cabeza más en la reforma que en unas oposiciones en las que no me iban a contar ni siquiera el segundo máster. La desmotivación, el cansancio mental, la ansiedad de la quinta convocatoria a las espaldas… no fueron buenos compañeros, pero no se fueron de mi lado en todo el año. Empecé con una preparadora en septiembre, pero los años y la experiencia te van aclarando las ideas. La dejé en enero porque no se acoplaba a la preparación que yo quería y continué por mi cuenta con mi experiencia en las aulas, con todo lo positivo que había sacado de convocatorias anteriores y poniéndome al día con las nuevas leyes. La media que obtuve fue un 8.59 y un baremo de 5.04. Aprobar otra vez con una nota en torno al 8,5 ya no me dejaba contenta ni mucho menos satisfecha con el trabajo realizado. Cada vez era más insuficiente, a pesar de que en este año comenzaron las famosas invalidaciones y descuentos por faltas de ortografía y me quedé la quinta de mi tribunal, por lo que el resultado no había estado tan mal para lo que podía haber pasado. Terminando este proceso, anuncian de nuevo oposiciones en 2025. Me puse como loca a buscar academias y preparadores, a pensar en el baremo, en lo que tenía que cambiar, mejorar… Solo tenía de julio a septiembre para desconectar un poco… y entremedias una mudanza. No podía más. Estaba tan agotada mentalmente que incluso a nivel físico era incapaz de acumular energía. ¿En qué momento pasé a tomarme la oposición como la única cosa en torno a la cual gira toda mi vida? Se acabó. Decidí que no me presentaría en 2025, por salud mental (en Andalucía, siendo ya interina, no es obligatorio presentarse). Me tomaría un descanso como hice en 2013 y ya volvería cuando considerase que es el momento. Me quité a mí misma un peso de encima.
Febrero de 2025. Mi
decisión duró un trimestre. En enero de este año anunciaron la mayor
convocatoria de plazas desde que yo me llevaba presentando. Hice huelga y acudí
a manifestaciones en contra de esta convocatoria porque tenía pinta de crear
efecto llamada y porque estaban sacando plazas que deberían haber salido el año
anterior en el proceso de estabilización. No estaban siendo justas para los
interinos, pero tampoco para los aspirantes que llevan atascados en las bolsas
ya varios años. Pero no se nos escuchó y la Junta publicó la convocatoria el 21
de febrero de 2025. Con muy pocas ganas, desmotivada y bastante afectada por
determinadas circunstancias personales ocurridas entre enero y febrero de este
año, retomé el estudio de las oposiciones a finales de febrero (“si no puedes
con el enemigo, únete a él”). Ya no había tiempo de buscar academias ni
preparadores. Solo tenía que confiar en mi trabajo, en mi criterio y en que
este año, por fin, sí tenía un buen baremo. Tenía el temario actualizado de
2024, una buena base de programación que tuve que adaptar a la nueva
legislación y un modelo de unidad didáctica/situación de aprendizaje del año
anterior que me evaluaron bastante bien y que me serviría para crear las 12 que
pedían este año. Para los supuestos creé un guion la mar de sencillo, pero
correcto y completo… y pensé que con esto podía volver a sacar otro 8,5. Si
miro atrás, me doy cuento de que hice lo mismo que hubiera hecho desde
septiembre, pero en tiempo récord (de febrero a junio). Han sido meses de mucho
esfuerzo, de dedicar mucho tiempo, de mucha incertidumbre, de muchos
contratiempos antes, durante y después del proceso, por parte de la
administración. Pero este año… por fin llegó la recompensa que todo aspirante
espera: un 9.77 de media (con un 10 en el tema y un 10 en el supuesto práctico.
¡Aún me cuesta creerlo!) y un 9.58 puntos de baremo. La ansiada plaza llegó,
siendo la primera de mi tribunal y la sexta de toda Andalucía.
14 años de espera, 6
convocatorias, 4 y pico de interina, B1, B2 y C1 de inglés, dos máster… y mucha
constancia, paciencia, esfuerzo, tiempo, dinero y fuerza mental. Dos preparadores
de Ciudad Real, la Academia Jesús Ayala de Málaga, los temas de “Oposiciones de
Educación Infantil” (@oposicioneseducacioninfantil) y de una gran compi de
profesión (@entrebajitos), la programación de Andrea (@loadingteacher), los
libros, la búsqueda de información, los vídeos, la experiencia… todos los
recursos que he tenido en estos años han dado lugar a mis propios materiales.
Materiales que he ido cambiando y evolucionando para mejorar y que tras cada
convocatoria esperaba quemar para no ver más. Y que, sin embargo, ahora me da
pena tirar a la basura por todo el esfuerzo que hay en ellos. Pienso que igual
aún pueden servirle a alguien que esté empezando o que, sin saberlo, esté ante
su última convocatoria.
Hasta aquí mi capítulo como opositora. Ahora empieza uno nuevo como funcionaria que, por lo que ya voy viendo, también es largo hasta conseguir el destino definitivo. Aunque, por el momento, marco un antes y un después y finalizo con una frase que siempre he visto en otros y que no sabía cuándo podría escribir yo también: “¡Una plaza es mía!”.
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