Tal y como indica el título, estoy al comienzo de una nueva (y espero que enriquecedora) experiencia.
El destino ha querido enviarme en esta ocasión a un lugar remoto y pequeño del que nunca había oído hablar. Venir hasta aquí no ha sido fácil y no solo hablo a nivel físico, sino también a nivel personal: demasiados cambios y nuevas adaptaciones en muy poco tiempo, lo que se está traduciendo en días caóticos que, poco a poco, espero que vayan transformándose en calma.
Hace una semana y dos días que empecé en un Colegio Rural. Este centro forma parte de un conjunto que se reparte entre seis pequeños pueblecitos y que comparten el Equipo Directivo. Aquí se trabaja sin editorial. Ellos mismos elaboran sus UDIs (Unidades Didácticas Integradas) y utilizan la metodología ABN (Aprendizaje Basado en Números) para desarrollar las matemáticas.
Aunque la clase en la que estoy no es mixta, sí me he encontrado con otras características peculiares. El nivel que me ha tocado es 3 años, hay 18 niños escolarizados y, excepto dos, el resto son marroquíes sin conocimiento del castellano, por lo que el objetivo fundamental es que lo aprendan desde las situaciones cotidianas de la clase, de forma natural. Así que las actividades orales tienen una especial importancia.
Esta descripción está muy bien, pero parece el análisis del contexto de una Programación y os aseguro que la cosa no es tan fácil ni tan fría.
Me parece que tengo un auténtico reto por delante del que aprender mucho, así que eso me mantiene motivada. Recordar nombres que el primer día me parecieron impronunciables, crear algunas rutinas nuevas (ya que, como se suele decir, "cada maestrillo tiene su librillo"), ganar la confianza del grupo, comunicarnos positiva y efectivamente a pesar de las limitaciones que supone utilizar distintos idiomas o poner en práctica mis conocimientos teóricos de ABN, son algunas de las cosas que están formando parte de este reto. Y, por si fuera poco, los resultados no se hacen esperar: los niños son verdaderas esponjas, repiten palabras como loros, aprenden pequeñas (para mí, grandes) cosas cada día, ganan autonomía, me buscan e interaccionan conmigo, etc.
No sé el tiempo que estaré por aquí, pero, a pesar de los momentos difíciles de mi particular periodo de adaptación, espero que todo me sirva de aprendizaje y que sea una experiencia de esas que nunca se olvidan.
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